Automisión Naraku - Marioneta part time

Utilizar marionetas para hacer encargos se estaba volviendo una costumbre en Naraku, la verdad era muy practico pues podía hacer sus cosas mientras las marionetas hacían las misiones rutinarias y de paso juntaban algunos ryus para la billetera del shinobi. La misión que habia escogido era en si bastante simple, habia que llegar a un pueblo en la isla Mizusaki y ahi ayudar a atender un puesto de té, aparentemente la joven que ayudaba en esas labores habia caido enferma y se necesitaba un ayudante temporal mientras la joven recuperaba sus fuerzas o lograban conseguir un empleado que la reemplazara por su periodo de reposo. Dado el apuro la familia a cargo habia decidido que lo mejor era contratar un shinobi que les ayudara en ese intertanto lo que ante los ojos de Naraku era una misión ideal para mandar una de sus marionetas

Tras embarcarse en el bote que lo llevaría hasta la isla empezó a ojear un libro que habia conseguido sobre las tradiciones del té, estaba vagamente familiarizado con el tema sin embargo era el momento ideal para aprender más sobre el asunto, cualquier dato extra le seria util en la tienda... aunque hasta donde sabia bien podria ser que lo necesitaran para atender la caja o limpiar, en otras circunstancias no habria siquiera pensado en la limpieza como una opción pero dado que estaba haciendo la misión a traves de una marioneta la verdad poco importaba el tipo de trabajo mientras tuviese la correspondiente paga al final de los quehaceres. EL bote se movia de un lado a otro, era más bien pequeño siendo el conductor y él los únicos abordo, despego unos minutos sus ojos del libro para ver el mar, no habia rastros de la isla todavia.

El libro era bastante técnico pero gracias a la memoria eidética de Naraku pudo aprender los procedimientos y rituales perfectamente, una vez hubo terminado por fin el libro miró nuevamente al mar, esta vez se podía ver la isla Mizusaki, llegarían en unos quince a veinte minutos. La brisa marina movia el bote suavemente, se lamento no poder estar ahi presente para disfrutarla, le encantaba sentirla en su rostro y jugar con su cabello, aunque si era honesto desde que había llegado a estos lados solo se habia sacado la capucha un par de veces y solo por que la situación lo meritaba. Tras perderse en sus pensamientos unos momentos el hombre le hacia unos gestos, estaban encayando en el puerto de la isla y ya era hora de bajarse, Naraku hizo un gesto de gratitud hacia el hombre quien le devolvió la seña haciendo una leve reverencia.

El titulo de pueblo le quedaba corto a ese lugar, era una verdadera ciudad en la isla, Naraku jamas habia estado en ese lado de la isla y realmente distaba mucho de la tranquilidad que presentaba la otra zona. No era raro que hubiese tanta algarabia despues de todo la posiciòn de la isla entre el pais del agua y el continete le daba una locación privilegiada para el coemercio, era un lugar verdaderamente prospero.



Naraku busco su papel con la dirección, lo mejor era pedir orientación asi que tras preguntarle a dos lugareñs no le fue dificil dar con la calle indicada en la misión, una vez allí pudo ver una gran fila esperando para poder entrar a un local y para desgracia de Naraku era el salón de té al cual debia ayudar. Definitivamente necesitaban ayuda de manera desesperada



( Parece que esto tardará más de lo previsto )

Naraku se adelanto hasta la entrada pese a las miradas de pocos amigos de los que hacían fila, por supuesto que es difícil enfrentar a alguien que usa un atuendo de mono blanco. Un hombre de la tienda que le vio adelantarse lo increpo, pero antes de que pudiera decirle nada le entrego el papel donde se presentaba como shinobi a cargo de cumplir su misión.



- Asi que el ayudante... debera sacarse esa vestimenta rara.

No le gustaba para nada la idea sin embargo parecia lo más apropiado si iba a atender a público, lo lo que decició dar la cara. Toda la muchedumbre que le miraba el encargado incluido quedaron estupefactos ante la imagen del delicado muchacho que estaba frente a ellos, de tez blanca como la nieve y cabello largo y sedoso, el hombre parecia encantado que detras de ese traje de mico hubiese un rostro capaz de vender.

El hombre le permitio entrar y lo escolto hasta una anciana en el mostrador, el lugar estaba repleto de gente, no cabia un alfiler y aun estaba la agresiva fila de gente esperando, parecia que ese lugar estaba en su mejor momento. Aparte del hombre y la anciana se podia ver a una joven atendiendo las mesas. Si el era el portero-seguridad, ella la cajera y asumiendo que solo habia un cocinero, esa chica debia ser quien atendiera todas las mesas, una tarea bastante exagerada para una niña de su edad.



La mujer no necesito explicaciones para entender que él era su nuevo ayudante, por lo que tan solo con llegar le dio una bandeja con una tetera tradicional y tasas de acorde.

- Lo rompes lo pagas... y creeme te dolera hasta el alma. Mesa cinco.



( Adorable mujer )

La evrdad Naraku no tenia mayores problemas o por lo menos eso esperaba, miro a su alrededor y antes de que pudiese preguntarle algo la mujer estaba nuevamente con la maquina registradora, afortunadamente para él la chica le enseño una mesa y Naraku se dirigió hasta ella llevando el pedido

La verdad era queen esos momentos no solo la chica, la anciana y el hombre le miraban fijamente, sino tambientodos los clientes, muchos de ellos ya sabia sobre las pruebas a los nuevos pero necesitarian algo mejor que eso para vencer a Naraku, la verdad era que llevaba la bandeja como si o hiciera durante años, llego hasta la mesa con velocidad sin derramar una sola gota de los brebajes o desordenar uno de los dulces.



- Su orden caballeros

Los hombres se veian complacidos y agradecieron con un gesto. Tras cumplir su primer reto regreso con presteza donde la mujer quien ya preparaba otra orden, necesitaba averiguar bien la disposición de las mesas, se fijo en un recibo que habia dejado la chica, mesa trece, ella la habia atendido cuando le hiciera la seña, con esas referencias se pudo dar una idea bastante clara de la distribución de las mesas, la verdad no era gran reto dado que el orden parecia lógico partiendo desde la entrada y siguiendo un recorrido hasta el mostrador de la anciana y luego de vuelta.

La mujer preparaba un papel, escribia extremadamente rapido para su edad, estaba preparando cinco pedidos y le habia escrito las indicaciones y pasado el papel mientras recibia unas bandejas desde la cocina, del cocinero solo se veian los brazos con largos guantes blancos. Mientras la mujer preparaba las cosas pudo ver una zona de la que no se habia percatado hasta el momento habia un segundo piso, decidio darse unos segundos para ver que habia ahi, pudo ver a una joven con gafas ella hacia una tradicional ceremonia del té, al parecer el segundo piso era una zona exclusiva para efectuar esa ceremonia, si abajo estaba lleno y los precios no eran del todo económicos, los de arriba deberian estar pagando una fortuna por tal servicio, ese lugar era bastante más lucrativo de lo que jamas hubiese pensado

La anciana vio el interés de Naraku en la ceremonia, la verdad era que Kumiko solo reemplazante, no era la persona idónea para ese puesto sin embargo era la más experimentada de los posibles reemplazantes, excepto quizás por ella, pero dejar las finanzas a otro era arriesgado. Sin embargo quizás el extraño sabia algo, era raro darle la oportunidad a un hombre desconocido pero habia tenido un desempeño notable hasta el momento, quizas una prueba más para ver si era realmente tan habil podria ayudarla a decidir. La mujer extendió las 5 bandejas a Naraku quien ya habia regresado.



- Mesas once, tres, siete, diez, ocho.

La mujer mientras decia eso le dio las bandejas en el orden preciso, al parecer las temperaturas tambien influian, no bastaba con ir en el orden tradicional, debia seguir el extraño recorrido que la anfitriona habia seleccionado.

La palabra desastre tenia un nuevo significado para Naraku, aunque era coordinado la verdad era que no era más que una marioneta y controlarla de por si no era del todo sencillo, quizas si realmente hubiese estado ahi sin embargo ya era tarde para eso, el desastre en el local y la cara de los clientes solo podia demostrar el tremendo fracaso que habia significado su vano intento por cumplir el recorrido de la anciana, al volver a la anciana esta se alegro de no haberle dado una vajilla valiosa y con el acto solemnme de entregarle un trapero lo designo a labores de limpieza, partiendo por levantar el desastre que habia dejado. Era dificil pensar que des pues de eso le diese otra oportunidad al joven shinobi, estaba avergonzado de su desempeño despues de haber ido tan bien... Naraku fue a limpiar con la mopa el desastre que habia dejado.

Pese a lo que habia pensado la mujer no se veia del todo enojada, la chica le habia regalado una sonrisa de amistad como diciendo "a todos nos ha pasado", probablemente la mujer solo estaba algo desilucionada, esperaba poder darle misiones a Naraku más avanzadas con respecto a la ceremonia del té sin embargo si habia fallado en algo tan básico no habia como, de todas maneras una vez se calmo entendio que solo habia cumplido lo que se requeria de un mesero, ni más ni menos, el ser ninja no le convertia en un maestro de todas las disciplinas y afortunadamente le habia dado la vajilla de batalla.



Una vez hubo terminado de limpiar Naraku fue a disculparse con la mujer, era lo mínimo que podia hacer, sin embargo ella le hizo un gesto de esta bien, quizas hubiese preferido quee stuviera enojada, la decepción y el silencio eran la peor retribución posible

Despues de ese incidente y una vez hubo limpiado todo ellocal a Naraku, tras un merecido descanso, se le permitio atender mesas nuevamente pero de una a la vez, la mujer consideraba que era un buen trabajador pero solo eso, podria cubrir a lo sumo a un mesero o limpiador, pero jamas a kumiko-chan. La tarde paso tranquila despues del incidente sin emabrgo el local parecia estar siempre lleno, sin embargo la zona exclusiva parecia estar reservada durante todo el dia por lo que Naraku no tuvo muchas otras oportunidades para ver lo que ahi sucedia.



Una vez dieron las diez de la noche la gente empezo a irse, eran clientes frecuentes y conocian las rutinas y horarios, Naraku ayudo a la chica amable a limpiar las ultimas mesas mientras el hombre cerraba las ventanas y la anciana cerraba la caja, tambien se escuchaban ruidos desde la cocina, el misterioso chef del exitoso lugar arreglaba sus cosas, o quizas ya empezaba a preparar lo de mañana, Naraku presentia que no lograria verle el rostro.

Todos los trabajadores, menos el cocinero,se juntaron para disfrutar una tasa de un delicioso brebaje de té verde helado, a Naraku le costaba distinguir las esencias, quizas por eso era tan exitoso y dificil de imitar. El hombre viendo su cara de desanimo le dio una palmada en la espalda diciendo que habia hecho un buen trabajo para ser su primer dia, entonces la abuela recalco que desde su punto de vista era bueno, pues su hijo habia derramado te caliente sobre la falda de un hombre quin tuvo que ser llevado de emergencia al hospital, tras ese comentaio todos rieron y por fin Naraku se sintio mejor.



Despues de todo y pese a los problemas la gente habia sido muy amable, la mujer le felicito y entrego una bolsa con su recompensa y un paquete con varios tipos de té.

- Para que practiques.

Naraku le devolvio una sonrisa y agradeció, tambien le prometio que practicaria y estudiaria más sobre el té, sus origenes, costumbres y procedimientos y también trataría de mejorar sus capacidades de camarero. La mujer se veia complacida por su entusiasmo y junto con el resto de la familia del salón de té le fueron a despedir, Naraku una vez más con su capucha hizo una reverencia anteellos y regresó a su aldea.