Yami, la Katana

Nara acababa de salir de la casa del Kazuki, el actual Mizukage de Kirigakure. La muchacha formaba ahora parte de la villa y comenzó a residir en la casa del prometido que sus padres eligieron. Era pleno meiodía y el sol iluminaba cada rincón de Kirigakure. Al avanzar unas pocas cuadras, la gennin nota a un niño moviendose cautelosamente entre las viviendas. El niño tenía algo en sus manos, lo que a simple vista parecía ser una espada.



[¿Qué hace alguien tan joven con una espada? Además, ¿Por qué se mueve tan cautelosamente? Aquí hay algo raro]

Nara se acercó al niño por la espalda y lo toca en el hombro diciendo:



Tú, detente...

El niño, al sentir la mano en su hobro, volteó algo exaltado y se quitó la mano de Nara de encima. Visualizó a la kunoichi con algo de rabia y comenzó a gritarle.



¡¿Quién demonios eres tú?! ¡¿Qué quieres de mi?! ¡Dejame en Paz!

El niño se notaba muy agitado y daba a entender que no quería que lo molestaran. Sin embargo, eso provocó que Nara quiera averiguar más sobre él y sobre qué es lo que lo tiene tan molesto.



Maldito pequeño, tratame con más respeto. ¿Qué demonios llevas ahi?

Nara se veía totalmente molesta por el trato que ese niño le había dedicado.

El niño aparentaba tener entre siete y ocho años. Era muy pequeño para su estatura y tenía una actitud realmente agresiva. Su cabello era rojo como el de Nara y llevaba un enorme sombrero amarrado con un hilo a su cuello, típico de los aldeanos del País del Agua. Al oir la pregunta de la kunoichi, el muchacho tomó fuertemente la espada con ambas manos y se alejó un paso hacia atrás, preocupado por la reacción de la extraña.



¡Nada que te interese! ¡Déjame en paz!

Las actitudes de él le parecían totalmente sospechosas a la gennin.



¿Acaso has robado esa katana?

El niño no pudo evitar soltar una sonrisa al escuchar la segunda pregunta. El muy engreído la miró fijamente y le dijo:



je, por supuesto que no. Esta katana le pertenecía a mi abuelo.



[¿Será verdad lo que me dice este niño?]

Nara sentía grandes dudas sobre las palabras del niño. Si la katana no era robada, ¿entonces por qué andaba tan cauteloso, como ocultándose de alguien?.



¡Estoy comenzando a perder la paciencia contigo! ¿¡Por qué actuas tan raro!? ¡Has robado eso pequeño renacuajo!

¡Por supuesto que no! ¡No entiendes nada de lo que sucede!



¿Lo que sucede?

Parece que ese niño se estaba escondiendo de algo, y no eran precisamente los ninjas de Kirigakure. Nara decide ponerse seria y averiguar lo que sucede. Si en verdad ese niño es un ladrón, lo castigaría como se merece. Si ese no es el caso, algo malo esta sucediendo, y la kunoichi debe averiguar de qué se trata.



Comienza a hablar antes de que me arrepienta...

Je, ahora no pareces tan fuerte y amenazante.

Al escuchar la falta de respeto del niño, Nara le da un golpe en la cabeza formándole un enorme chichón.



¡¿Qué haces maldita desgraciada?! Le grita el niño al recibir el golpe.

Parece que el muchacho no tiene una buena educación, o no tiene ningún valor por las personas de mayor edad. Simplemente, se dedica a faltarle el respeto a Nara.



¡Suficiente! ¡Te haré hablar a los golpes!



¡Muy bien! ¡Tu ganas niñata!



[¿Niñata?... Estoy a punto de asesinar a este renacuajo]



Je, esta no es una katana cualquiera. Se llama Yami, y le perteneció a mi abuelo, un gran jounnin de Kirigakure.

Según mi abuelo, Yami tiene un poder sorprendente que se amolda a la persona que lo utiliza.



¿Se amolda? No lo entiendo, pero entonces, ¿alguien te sigue para obtener la katana?



Claro que no

Nara y el niño quedaron unos segundos en silencio. Se podía oir hasta el viento soplar por todo Kirigakure. De repente, nara tubo una reacción.



¡No te creo en nada! ¡Eres un maldito ladrón!



¡Callate idiota! ¡Ni siquiera me conoces!

El único motivo por el que estoy escondiéndome es simplemente para cuidar la Yami. No sé qué hacer, no quiero que caiga en malas malos. Si fuera un shinobi, le daría un gran uso, pero aún sigo en la academia.



Je, y con esa actitud jamás saldrás de ahí.



¡¿Quieres callarte?!



¡No me digas qué hacer! Le responde antes de golpearlo nuevamente.



No te creo en lo más mínimo pequeño renacuajo. Tengo entendido que solo eres un maldito ladrón, y que esa espada no te pertenece. Por ese mismo motivo, deberé castigarte y hacerte sufrir.



Je, ¿entonces por qué no pruebas la espada?

La pregunta del muchacho dejó a Nara sorprendida. ¿Y si el muchacho decía la verdad?

[¿Probar la espada? Creo que este niñato está intentando salvarse de mi castigo a toda costa. Pero, ¿si lo que dice es verdad? Si ese es el caso, estaría frente a un verdadero tesoro]



¿Acaso te has quedado sin lengua? ¿Por qué no respondes?



Je, no hagas que te golpeé, dame esa cosa.

El niño le otorga la katana a Nara, quien sin perder un segundo la desenvaina, quitándola de su funda. Simplemente, se veía como una katana normal, y nada pasaba. Nara lanza una pequeña mueca y coloca el filo de la espada en el cuello del niño.



O-oye, ¿q-qué estás haciendo? Le pregunta al ver como la espada está amenazando su delicada y débil piel.

Tal y como lo suponía, me estás mintiendo. Es tan solo una katana normal. Por lo tanto, tenía razón en cuanto a tí. No eres más que un pequeño ladrón, y deberás ser castigado.



¡No es verdad! ¡Yami podía ser imbuida en un fuego negro, tal y como lo hacía mi querido abuelo!



Solo intenta no gritar mucho, ¿si?

El niño quedó totalmente atónito ante el comentario de la kunoichi. ¿Sería el fin de su vida? ¿Sería capáz la kunoichi de castigarlo hasta que muera?. Sin embargo, algo le pasó a Nara antes de comenzar con el castigo.



¡Algo ocurre con esta espada!

La espada se mantenía intacta, no parecía cambiar físicamente, pero Nara sentía algo extraño en ella. Podía sentir como su chakra recorría su brazo, llegaba a su mano y era transmitido hacia la espada.



N-no puede ser... [¿Se amolda a la persona que la utiliza?]

Parece que el efecto comenzó a funcionar. Mi abuelo me lo ha explicado a la perfección. Yami toma su fuerza del chakra de su portador. Mientras más chakra tengas, más fuerte será la katana. Por eso, mi abuelo era invencible con ella.

Nara escuchó atentamente las palabras de aquél muchacho mientras sentía la fuerza de Yami. No podía creerlo en verdad, una espada que reacciona al chakra de su usuario. Al cabo de unos segundos, Nara quitó la hoja de Yami del cuello del niño y comenzó a reir.



Así que, esta espada, Yami, reacciona a mi chakra, ¿verdad? Esto es genial...



Por supuesto que lo es, era el tesoro más preciado de mi abuelo.



Querrás decir, mi tesoro.

El muchacho quedó atónito ante el comentario de la kunoichi. Nara acababa de descubrir el secreto del niño. Nadie imaginaría que un niño posee una katana capáz de reaccionar al chakra del portador. Era una gran oportunidad para la gennin. Nunca había visto un arma como esta, y debía ser suya.



¿Qué sucede? ¿Te han cortado la lengua?



¡No puedes quitarme la Yami! ¡Era de mi abuelo!



Eso no me interesa maldito niñato. No debes compartir tus secretos con extraños.

¡No lo puedo permitir!

El niño se abalanza contra Nara con intenciones de golpearla en el estómago. Sus esfuerzos fueron inútiles, la kunoichi logró patearlo y enviarlo contra la pared de una de las viviendas de Kirigakure. Desde allí, el niño la queda mirando con total odio.



Intentalo una vez más, y estarás muerto niñato, ¿entiendes?



... m-maldita...

El niño se pone de pie lentamente y comienza a realizar sellos.



¿Sellos? No me hagas reir, ¿Qué puede hacer un estudiante contra mi?

El niño hace uso de una de las técnicas más comunes de la academia: el Bunshin no Jutsu. El pequeño cuerpo del muchacho se cubre de humo, el cual al desaparecer, muestra a dos niños totalmente idénticos.



¡Ataca si quieres matarme!

Nara sonríe arrogantemente ante el desafío que le planteó el muchacho. No se trata más que de un tonto estudiante de academia.



Si así lo quieres, te atacaré.

Nara sabe exactamente que utilizar la Yami sería provocar la muerte del pequeño. Ese niño le había faltado mucho el respeto durante la última hora, por lo que era su hora de sufrir.

Nara se moviliza a una velocidad obviamente mayor a la del inoscente niño. Ataca directamente al muchacho de la derecha con un fuerte puñetazo. Éste recibe directamente el golpe en la cara y luego desaparece, dando a entender que se trataba del clon. Luego, sin que el niño reaccione, movió rápidamente su pierna dándole con la rodilla en el estómago. La kunoihci volvió a dejar al pequeño shinobi contra la pared, pero esta vez sin poder respirar a causa del golpe en el estómago.



Demonios, esto termina aquí, no quiero aprovecharme de un tonto de la academia. Además, no puedo asesinarte, acabo de ingresar a esta aldea, y el Mizukage se enfadaría totalmente conmigo si me estubiera viendo en estos momentos. De todas formas, ya has aprendido la lección.

Nara busca alejarse lentamente de la zona para seguir recorriendo la aldea. Sin embargo, el muchacho estira su brazo derecho en dirección a la kunoichi mientras sostiene su estómago con el izquierdo.



N-no... No te v-vayas... Yami... M-mi abuelo... Le dice con sus lágrimas cayendo de sus ojos.

Nara se detiene y voltea con la cabeza, mirándolo friamente.



Tienes suerte de que sea yo. Si eres así de persistente con todos tus enemigos, terminarías muerto en segundos.



N-no tienes idea de lo que Yami significa para mí...

Nara simplemente queda en silencio y comienza a oir las palabras del niño.

Esa espada ha pasado de generación en generación. Todos los miembros de mi familia la han portado, a excepción de mi padre. Nadie en Kiri conocía exactamente el verdadero secreto de Yami, todos creían que los grandes daños que causaban se debía totalmente a la fuerza del shinobi que la portaba.

El niño mencionó que su padre no había tenido la oportunidad de poseer la katana llamada Yami, lo que provocó varias dudas en Nara.



¿Por qué tu padre no tubo la oportunidad de utilizarla?



Je, estoy comenzando a dudar si eres la asesina por la que te hacías pasar hace un momento.



Comienza a hablar, no me provoques o me encargaré de quitarte todas tus dudas.

[/center]

Mi padre era un inútil, trató de utilizar a Yami para su propio bienestar y no por el de la familia o la villa. Comenzó a asesinar a todo aquel que se cruzaba en su camino, fingiendo que la fuerza de Yami era la suya propia. Quería ser reconocido como un ninja peligroso y poderoso.

Nara comenzó a sentir una emoción extraña al oir las palabras de ese niño.



... ¿Qué le sucedió a tu padre?



Mi abuelo se encargó de él personalmente.



¿Tu abuelo lo asesinó?

La misma noche en la que aquel tonto intentó demostrar "sus poderes", mi abuelo fue a su encuentro. Se interpuso en su camino, y utilizo sus mejores ninjutsus para ponerle fin a su patética vida.



[Este niño... habla de su padre con tanta frialdad] Desde ese entonces, tu abuelo te enseñó los secretos de Yami, ¿verdad?



Así es. Se dedicó a explicarme su funcionamiento y todo sobre sus poderes. Y antes de que muriera, me hizo prometerle que no cometería la misma estupidés que mi padre. Desde que él murio, estoy solo. Mi madre fue la primera víctima de aquel idiota que se creía todo poderoso con esa espada.

[Este niño a sufrido tanto como yo. Entiendo perfectamente su soledad. Seguramente también debe sentirse impotente por no poder hacer nada para salvar a su madre]

Al término de las palabras del niño, Nara se acerca lentamente hacia él y se arrodilla para quedar a su altura.



Entiendo perfectamente lo que sientes. Mi vida fue algo similar a la tuya.



¡No trates de compadecerte de mi ahora! ¡Intentaste matarme y te burlaste de los valores de mi familia! ¡En nombre de mi abuelo, acabaré contigo!



¡No seas idiota! ¡Sabes que morirás si luchas contra mi!

Al oir esas palabras, el niño se detuvo y llenó sus ojos con odio mientras miraba directamente a Nara.

Nara se puso totalmente de pie y quedó mirando fijamente al niño a los ojos.



¡Si realmente quieres defender tus valores familiares, vive para hacerlo! ¡Sabes muy bien que es imposible que ganes esta pelea! ¡Con el primer ataque que intentes hacer, te destruiría! ¡Ve, corre, pide toda la ayuda que quieras! ¡O vuelve aquí, más fuerte que nunca, y mátame!

El niño no podía creer las cosas que oía de la kunoichi. Pero en el fondo, sabía que ella tenía toda la razón. Si intentaba acabar con ella en estos momentos, el que caería sería él. Rápidamente, el odio comenzó a recorrer el cuerpo del muchacho. Tomó un puñado de tierra del suelo y comenzó a presionarlo con todas sus fuerzas. Sus ojos se encontraban cerrados, su cuerpo temblaba, sus lagrimas caían de sus ojos, y no hacía otra cosa más que gruñir.

De repente, el odio del niño se detuvo, y quedó en silencio unos cuantos segundos, dándole serias dudas a Nara sobre que haría al respecto.



Si crees que te devolveré tu espada luego de contarme esa historia, estás equivocado. ¿Qué harás al respecto?

El niño se pone de pie ayudándose con la pared en la cual fue golpeado dos veces.



Je... Quédate con esa estúpida espada.

Nara quedó totalmente sorprendida al escuchar las palabras del niño. No podía creer que de un momento al otro había cambiado totalmente de parecer.



¿Qué tramas, niñato?

El niño soltó una pequeña risa y quedó mirando fijamente a Nara a los ojos mientras sonreía arrogantemente.

Aún no lo entiendes, ¿verdad?



¿De qué hablas?



Esa tonta espada está maldita...



¿Maldita dices?



Toda mi familia ha utilizado esa espada, una y otra vez. Esa espada pasó de generación en generación. Pero lo que nadie logró notar, es la verdadera maldición que la espada lleva consigo.



[¿Qué estará tratando de decir?]

Tal y como lo oyes, la espada está maldita. No se trata de ningún jutsu ni nada por el estilo. Simplemente, es una maldición moral. Todo aquel que posea la espada creera poseer un poder totalmente diferente a los demás. Creerá ser más poderoso. Sin embargo, esa clase de individuo son idiotas.



Estas comenzando a hacerme enojar. Ve al punto o te mataré.



Je, ya no hay motivo para que me asesines. Tienes lo que querias, ¿no?. Es extraño que una kunoichi tan avanzada como tú no logre sentirlo. Si me quedo con esa estúpida espada seré solo un ingenuo, como mi padre lo fue al momento de asesinar a más de tres personas con ella.

No quiero ser como mi padre. Si me quedo con esa estúpida espada solo creeré ser más poderoso. Pero la verdadera fuerza, reside en el ninja. Mi abuelo es el verdadero ejemplo de ello. Él no portaba la espada, simplemente utilizó sus conocimientos, sus fuerzas. Esas mismas fuerzas que le pusieron un fin a aquel idiota. Ese es un verdadero shinobi.



Je, eres solo un estudiante ingenuo. No tienes idea de lo que es el poder, y no tienes idea de lo que estás abandonando.



¡Claro que la tengo!