Elección de casa

Después, del encuentro con Naraku en la entrada de la aldea, Yuna, se dirigió al ala este de la misma, tal como se lo habían indicado. La temperatura iba bajando y las nubes estaban poniéndose mas densas. Sabia que si quería que sus pertenencias se mantuvieran secas, debería apurarse con la elección. En general, las casas era bajas y acogedoras, lo que no suponía un impedimento para Yunato, sino, todo lo contrario, eran de su agrado todas y cada una de ellas, a excepción de un par que estaban un poco descuidadas y maltratadas. Pero el shinobi estaba buscando una simple, limpia, y en una zona iluminada.

De repente una casa que se ubicaba a la derecha del camino, mientras él caminaba hacia el borde de la aldea, le llamó la atención. De frente, se veía una construcción de madera con dos ventanas, una a cada lado de la puerta; el techo era a dos aguas, también hecho de madera. Pero aunque pareciera una casa común a ojo de cualquiera, a Yunato le recordó a su antigua casa, realmente era encantadora.

Esta es, no hay duda. Estaba a punto de entrar, cuando un relámpago le erizo la piel y le provocó un respingo en el cuerpo Vaya susto. y concluyó con su entrada.

A penas entró buscó un interruptor para prender la luz, ya que la habitación de frente a el, estaba completamente oculta a la vista. Lo encontró en seguida, cuando lo prendió se maravilló con lo que era una habitación medianamente grande: una especie de cocina, comedor y living, todo en uno. La mayoría de los muebles dentro de ésta, estaban hecho también de madera, a excepción de una humilde cocina, la heladera y un bote de basura de plástico. La pared del fondo tenia un pasillo, al que se accedía si un continuaba caminando derecho por donde entró, y a la derecha de la puerta de entrada se podía observar una puerta, obviamente de madera. Definitivamente es esta. Yunato estaba feliz de encontrar una casa con la que se podía identificar tanto, probablemente se debía a que las construcciones dentro de un mismo país podían ser ligeramente similares, y esta en particular, se asemejaba mucho a lo que el acostumbraba en su pasado.

Después de cerrar la puerta de entrada tras de si, y dejar su mochila a un costado, siguió recorriendo la casa. La próxima habitación a la que se dirigió, fue la de la puerta a su derecha, que resultó ser un dormitorio. Era muy sencillo: Una mesa de luz con un velador, una cama con un colchón y un par de sabanas sobre él, una cómoda de cuatro cajones: dos pequeños en linea, y dos grandes hacia abajo, y dos estantes vacios. Siguiendo con la estética de la casa, creo que no cabria decir que también los muebles de esta habitación eran de madera.

Luego de observar un poco la habitación, salió para continuar con el recorrido de la vivienda. La próxima habitación que lo aguardaba, la de la derecha del pequeño pasillo. Detrás de la puerta, Yuna, se encontró con un baño cuyo color mas presente era el blanco. Simple, pero lo suficientemente limpio, cálido y privado, como para sentirse satisfecho. No se mantuvo mucho tiempo allí, porque no había nada que asimilar, así que enseguida salió del baño y cruzó el pasillo hacia la puerta que quedaba exactamente en frente a donde él estaba. Al abrirla, se encontró con un escenario ya conocido, un dormitorio idéntico al que se encontraba tras la primera puerta que abrió dentro de la casa. Solo cambiaba la ubicación de la ventana, pero todo lo demás era muy similar, incluso las sabanas sobre el colchón. Está mas lejos de la puerta... eso me agrada. Escusa tonta, pero suficientemente valida para escogerla, finalmente, como donde dormiría durante la noche, por largo tiempo.

Después de esta decisión tan importante, fue nuevamente a la cocina, en busca de su mochila la cual dejó en la pieza elegida. Acomodó sus sabanas sobre el colchón, y luego se dejo caer sobre la cama, la cual era muy cómoda. Tengo que levantarme ahora, o me quedaré dormido y no podré visitar al Mizukage. Apenas pestañeó por mayor tiempo del que debería, Yunato se levanto casi de un salto de la cama, y salió en seguida hacia la oficina del Kage. Cuando abrió la puerta para salir de la casa, vio que afuera ya había comenzado a llover con fuerza, lo que hoy era un cielo apenas nublado, ahora ya se había convertido en una sabana de agua que caía del cielo. No podría haber salido mejor. Los deseos de mojarse bajo una tranquila lluvia, sin que se mojen sus pertenencias, no le podrían haber salido mejor. Dejando su felicidad de lado, partió al encuentro con el Mizukage.

Lo ultimo que recordaba era la mirada de ese lúgubre muchacho que lo recibio en su ida a la visita a el Mizu, no recordaba lo que había pasado, pero por una extraña razón había aparecido en su casa, acostado en el piso de la cocina. Maldito guardia, se aprovecha de un estudiante.

Estaba terriblemente cansado, pero ya quería inscribirse en la academia, así mañana mismo podía empezar con su entrenamiento. Se incorporo, acomodo un poco sus ropas, y abrió la puerta de madera a un lado suyo. Al ver lo que esta ocultaba tras si, se sorprendió. ¡Como odio tener una casa nueva! Un día y ya me confundo la puerta del dormitorio con la principal... Luego de eso, cerró la puerta y abrió la correcta ubicada a un par de metros de él. Ya había oscurecido, y la lluvia detenido. Afuera el aroma de la tierra húmeda, y el frió en el aire, eran los vestigios del clima del día, que deleitaban los sentidos de Yunato, haciendo que olvide su frustración de haber sido noqueado casi sin darse cuenta. Así, con el animo un poco mejor, comenzó su marcha a la academia, donde su camino ninja estaba a punto de comenzar.

La noche anterior la había terminado muy cansado. Ahora se despertaba otra vez en el suelo de la cocina, su cara estaba fría y algo entumecida por la dureza del piso. ¿Nunca voy a llegar a dormir en mi cama? Se lamentaba Yunato por dormir por segunda vez en otro lugar de su casa que no fuera un dormitorio. Después de levantarse se desperezo y estiro un poco sus brazos y piernas, que aun seguían adoloridas, pero en menor medida. Fue al baño, y se mojo un poco la cara, y fue cuando noto que el lado derecho (el que había apoyado para dormir) estaba marcado por las tablas de madera de las que el suelo estaba hecho. Después se cepillo los dientes y se dirigió nuevamente a la cocina para abrir la heladera y darse cuenta que estaba completamente vacía. Es cierto, todavía no hago las compras. No puedo esperar que tambien me den una heladera llena, jaja. Ya bastante generoso es que te den una casa. Cerró la heladera, y se sentó en una de las cuatro sillas que rodeaban la mesa dejando caer sus brazos a cada lado de la silla correspondientemente. Quedo poco tiempo así, que duró hasta que Yunato recordó que debía empezar con el entrenamiento de técnicas del pergamino que Yuufa le había entregado el día anterior. El pergamino, el pergamino... estaba... Pensaba mientras buscaba donde se le habría caído, entre los pocos muebles, por debajo, hasta que vio al final del pequeño pasillo que conducia al baño y a su dormitorio el rollo que deseaba. Por... acá! Acá estas! Cuando lo agarró, fue al su habitación y de la mochila, sacó un sándwich apenas aplastado, que estaba envuelto en una bolsa de plástico. Así salio de su casa hacia el entrenamiento:con un pergamino en una mano, y con su desayuno en la otra.

Por debajo de la puerta una sombra desliza un papel con un mensaje para el shinobi que habitaba dicho hogar. Con impresionante capacidad para anular su presencia desaparecio del lugar tan sorpresivamente como habia llegado, ni siquiera los animales e insectos se enteraron que alguien habia pasado por ese lugar.

Te esperare en mi casa al anochecer, prepara cualquier cosa que tengas pendiente.

Naraku