Automisión Naraku - El sonido del alcohol

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Después de mucho tiempo atrapado por los deberes como chunnin Naraku logra hacerse un momento para mandar a una de sus marionetas a una misión, las cosas estaban cambiando rápidamente en demasiados sentidos y debía retomar el ritmo si es que quería volverse un elite y no quedar solo como el chunnin encargado de la academia, habia escuchado que en Konoha hay quienes pasan años dedicados solo a eso si intenciones de querer una promoción, dedicando su vida a la enseñanza de los pequeños estudiantes, que con el tiempo le sobrepasan en habilidades...



( En que demonios estoy pensando, eso no me sucederá... ¡JAMAS! Debo seguir progresando a como de lugar, no importa cuanta burocracia deba sobrepasar yo seré un Jounnin )

Dado su fracaso en una incursión clase B Naraku decidió optar por una misión menos arriesgada, las bien ponderadas rango C. En esta ocasión debía llevar paquete hasta un ermitaño que vivía en el bosque del sonido, por las dimensiones del bulto eran evidentemente dos botellas de alcohol... estaba haciendo un vulgar mandado.



( Debo resistir el dejarla botada, por muy insignificante que paresca algo incrementara mi experiencia al reconocer más del bosque del sonido... ademas que me caerán algunos Ryus )

Hacían mucho tiempo que Naraku no debía adentrarse en el bosque del sonido propiamente tal, había estado en otogakure algunas veces, en su primera visita había venido a recolectar algunas bellotas, eran epocas más sencillas, había progresado mucho desde esos tiempos.

Mientras avanzaba por esos parajes saltando de árbol en árbol, con solo el sonido de las nueces cascabel en el ambiente, Naraku no pudo evitar las remembranzas, quizás era parte del efecto mágico de esos parajes que había sido testigo durante su primera misión. La vida como shinobi había sido bastante difícil para Naraku, su aldea ya iba en el cuarto kage desde que el llegase y quizás cuantos más habían pasado antes... sin dudas pudo averiguarlo si hubiese querido, pero ese tipo de información no le era de mucha utilidad y no llamaba su atención, algo raro para él pues le encantaba descubrir nuevos datos. Pero el pensar en ello podría ser llorar sobre la leche derramada y era algo que se negaba a dejar pasará, en lo que respectaba a Kirigakure no sato debía mirar su presente y siempre hacia el futuro, no ver las sombras del pasado y quedarse atrapado en ellas pues eso puede significar la ruina de la mente y el fin de un camino ninja.

Detuvo unos momentos sus recuerdos para tratar de orientarse mejor, hacia demasiado no pisaba ese lugar y aunque su memoria eidética recordaba cada detalle,la verdad era que no había recorrido suficiente camino en aquella ocasión. Decidió buscar un árbol lo suficientemente alto para ver mejor su locación, con un poco más de perspectiva y las indicaciones que le habían dado no sera difícil retomar el curso.



( Según las indicaciones debo ir al noreste hasta una colina... vamos a ver )

La colina era fácilmente reconocible pues era la única del bosque, Naraku iba por buen camino pero quizás si hubiese seguido distraído un poco más habria desperdiciado valioso tiempo alejandose de la ruta más directa, afortunadamente eso no había ocurrido

Aunque ya sabia bien la dirección, o por lo menos el primer punto del improvisado mapa que la había dado la mujer que le pidiese el encargo, aún estaba muy lejos, el camino era realmente largo y al estar en tierras del sonido pudo comprender el por que la mujer solicito a un shinobi experto que llevara su encomienda... aunque solo se tratasen de dos botellas de licor. Bueno, el solo cumplía con llevar el paquete, no era de su incumbencia o interés el que o para que se utilizaría, mientras fuese aprobada por la dirección de la aldea el cumpliría la misión. El tintineo de las bayas de los arboles era algo macabro pero sin duda relajante, su armonía natural era deslumbrante y parecía que mientras más se internaba, habían más de ellas, por lo que se formaban melodías más y más complejas, lo cierto era que como paseo bien valía la pena haber venido.

Con todo lo que pasaba en kirigakure le era difícil concentrarse en su misión, debía explorar mejor la zona por lo que decidió mandas a volar algunos Saimyoshos que había traído para la ocasión, esas abejas espías habían demostrado su valía en innumerables ocasiones y hoy seria otra prueba de ello.



Las abejas se dispersaron hacia el lugar, si había algún problema en el camino el podría saberlo, ademas que seria bueno para encontrar la casa del ermitaño y así asegurar las rutas indicadas, aunque fuese una misión rango C no podía descuidar ningún detalle, después de su fracaso en la misión B no podría soportar otra derrota, aunque claro, era situaciones muy diferentes, por lo que entendía a menos que el Otokage dijera lo contrario la niebla y el sonido estaban en paz mientras que ir donde los renegados había sido bastante riesgoso.

Los Saimyoshos se dispersaron por la zona como una verdadera plaga, en algunos minutos ya sabría todo acerca de esa zona, ademas que no era mala idea dejar un par en los alrededores de Otogakure, solo por si acaso. Siempre era bueno tener información sobre los posibles movimientos de otras aldeas aunque ellas estuviesen en paz.



( Si ya estoy asegurando la zona, dejar uno o dos no seria mala idea. Parece que por fin me acerco al primer punto marcado en el mapa )

La colina estaba a una distancia razonable, al parecer los Saimyoshos no habían detectado nada inusual por lo que Naraku continuo protegido por su sigilo andando por los bosques de Otogakure hasta llegar a aquella primera marca en su mapa.

La colina que había mencionado la mujer parecía un verdadero monte, cubierto de arboles con cascabeles y un ambiente lleno de niebla, afortunadamente Naraku estaba acostumbrado a esto pues viniendo de Kirigakure es normal poder ver a través de ese tipo de neblinas, por lo que continuo su camino. Según tenia entendido en lo alto de la colina habría una marca ceremonial, como un arco de un templo, este marcaba el segundo punto de su viaje, alrededor de la mitad según estimaba el shinobi de la piel de babuino blanco, todo ese enorme trayecto por licor... bastante decepcionante pero sabia que necesitaba el dinero, pues na vez fuese chunnin elite podría dominar invocaciones y para conseguir información de las zonas del pacto de seguro necesitaría pagar unos cuantos Ryus por los datos que le diesen pistas para llegar.

Mientras el avanzaba con algo más de calma los Saimyoshos recorrían a gran velocidad el lugar, lo mejor seria ir a un paso moderado mientras ellos revisaban la zona. Debido a la inclinación dada por la zona geográfica el sonido de las nueces cascabel habían cambiado bastante, eran más agudas y menos armoniosas, como un canto desesperado o quizás una advertencia para los viajeros, pero Naraku estaba ahí para quedarse... por lo menos hasta que terminara su misión. Algunos de los Saimyoshos regresaron por lo que obtuvo información certera del lugar.



Ahora con mayor información a su disposición pudo decidir la mejor ruta a tomar, con estos datos podría apresurar su paso sin tener problemas de caer en una emboscada o trampa, realmente su panal de Saimyoshos era un arma ideal para Naraku, aunque ahora como chunnin estaba pensando en obtener una segunda, quizás era buen momento para hacer planes.

Por la cantidad de quehaceres que había tenido Naraku casi no había tenido tiempo de hacer planes, sabia debía terminar su entrenamiento chunnin pero solo le faltaba un jutsu por lo que con un poco de tiempo libre seria fácil acabarlo. Sin embargo como chunnin debía pensar en una nueva arma para su arsenal, quizás un objeto de ayuda y sobre todo un nuevo ninjutsu creado por él.



Entre los datos que había conseguido habían sobre un arma medica utilizada por un antiguo shinobi de élite, al parecer ese hombre era capaz de ejecutar jutsus de especialidad médica a distancia utilizando unos misteriosos guantes que usaban a su vez la acupuntura para transmitirlo. Si eso era verdad y Naraku podía hacerse con ellos sus posibilidades de éxito en una pelea se incrementarían notablemente.

Entre sus ideas estaba el crear un jutsu defensivo de especialidad médica, en sí las técnicas médicas tenían grandes capacidades ofensivas, pero irónicamente no muchas curativas o defensivas, si ninguno de los grandes ilustrados en medicina shinobi había sido capaz de hacerla, pues Naraku tomaría las riendas del asunto. Pensar en técnicas curativas no era difícil, sin embargo defensivas era todo un reto para un ninja médico. Sin embargo a Naraku se le ocurría algo que podría servir, una técnica que atacara su el sistema limbico resultaría en una alteración de las emociones y una respuesta de temor incontenible, de ser así el atacante perdería el control del jutsu, mas aún, podría generar una respuesta traumatice ante una nueva practica, una forma de que el mismo usuario selle su propia técnicas. En pocos minutos Naraku había desarrollado la idea base de lo que de seguro sería una técnica espectacular.

Naraku dejo de lado sus ideas médicas momentáneamente pues había encontrado lo que parecía ser en segundo indicio del mapa, iba por el camino correcto. Según la mujer escondida entre la colina había una gruta que atravesaba directamente el lugar, en la antigüedad había sido un camino bastante cuidado y transitado pero con el tiempo había pasado al olvido, por lo que decía si subía hasta arriba y bajaba o si trataba de bordearla el pasar al otro lado le llevarían días, pero si usaba ese camino podría hacer en horas el mismo trayecto. Se puso en marcha mientras dirigía a los saimyoshos a desplegarse por la zona, seria cuestión de tiempo antes que Naraku lograra encontrar dicho camino.

Tal como había dicho la mujer la gruta subterránea estaba en las inmediaciones de la segunda marca, encontrarla no había sido difícil, tenia sentido si en otras épocas había sido una ruta de uso diario, de hecho no estaba tan lejos del camino principal... sin embargo la gente había dejado de usarla, debía haber una razón para ello, quizás era peligrosa o quizás un derrumbe la había arruinado... sin embargo ya estaba ahí, debía proseguir, tampoco era como si su vida estuviera en riesgo, aunque lo cierto era que no quería perder una marioneta innecesariamente, pero dadas las circunstancias debía arriesgarse, la recompensa era mejor que la posible perdida, debía continuar sin importar lo que sucedería.

El paso se veía antiguo y desusado, sin embargo habían claras muestras de que había sido usado en otras épocas, al comienzo habían antorchas de parafina, al parecer mezclada con cera y sabia para incrementar su duración, se veían de buena calidad por lo que pese al tiempo que no se habían usado encendió una, esta se rehusó a encenderse al comienzo pero luego una flama de intensidad respetable se dejo ver e ilumino el frió pasillo.



( Se ve en buenas condiciones, no parece que este bloqueado... por supuesto solo estoy en la entrada, será mejor que empiece a moverme )

La marioneta se movió lenta y cautelosamente por el corredor subterráneo, no quería que un movimiento brusco causaron un deslizamiento, de momento iba bien pero quien sabia que tan frágil podía llegar a ser ese lugar, le urgía apurar el paso pero desistió de esa idea, ir rápido en esos momentos era más arriesgado que solo caminar, debía ser paciente

El camino estaba bastante deteriorado a simple vista, pero Naraku era estilo doton por lo que pudo ver que las bases eran fuertes y aparte de estar algo sucio y el piso descuidado, ese lugar resistiría por mucho tiempo más, eso le reconfortaba pero también le hacia cuestionarse más el asunto.



- Probablemente no fue causa del peligro la falta de uso... debió ser al revés, el túnel no es la cusa sino la consecuencia... probablemente se usaba para transportar alguna mercadería, ese producto debe por algún motivo haber dejado de producirse lo que conllevo a que esa ruta ya no fuese necesaria... ¿por que estoy hablando en voz alta?... ah claro.

Naraku sabia que un mecanismo de defensa usado por la gente en lugares completamente oscuros y cerrados era hablar fuerte aunque no hubiese nadie, sino hubiese estado distraído por la situación lo habría recordado y evitado, aunque tampoco era una verdadera falta, solo parte de la naturaleza. Todo ese pensamiento le había distraído un buen tiempo, por fin podía ver la salida de ese lugar.

Había sido un largo trayecto pero por fin estaba cerca de su meta, supuestamente la cabaña del ermitaño se encontraba en los alrededores una vez cruzara el umbral, según le había dicho la mujer un anciano vivía ahí, el hijo de quien en otras épocas fuese un inspector y guía de la transitada zona, había nacido y sido criado en ese lugar por lo que cuando el camino cayo en desuso su padre no quiso moverse y tampoco lo hizo su hijo, en épocas de juventud la mujer usaba el camino para visitar sus familiares entre las zonas por lo que entablo amistad con el hombre que ahora se consideraba un ermitaño, durante su juventud solía traerle diferentes cosas desde la ciudad, pero al casarse se mudo a Kirigakure y perdió mucho contacto con el hombre, aunque todos los años durante su cumpleaños le mandaba unas botellas de su vino favorito, para recordar los viejos tiempos.

Por fin veia nuevamente la luz del día, habían pasado un par de horas desde que entrara al túnel pero el camino que había ahorrado era notable, podía entender perfectamente por que la gente solía transitarlo. Al mirar los alrededores pudo ver varias entradas de minas, eso lo explicaba todo, de seguro el mineral era transportado por ese camino pero cuando las minas se agotaron ya no fue necesario el usarlo y cayo en desuso.



( Una verdadera lastima... pero debo regresar a mi misión )

Naraku pudo por fin ver una pequeña cabaña, se veia bastante dejada, era difícil concebir que estuviese habitada, que clase de ermitaño era aquel hombre y que clase de persona seria, su personalidad le intrigaba tanto como su forma de vida, quizás tendría una buena charla con él, si es que se lo permitía por supuesto

En cuanto no vio la puerta pudo entender que había algo extraño en ese lugar, por muy solitario que fuese el hombre el no tener puerta en un lugar tan frio durante el día y que probablemente seria insoportable durante la noche no iba de acorde a lo esperado, mucho menos si era un hombre de edad. Naraku se permitió entrar a la cabaña, estaba sucia, telarañas y roedores eran los invitados principales del lugar. Naraku examino el lugar y sobre la mesa puso ver que su cubierta había sido grabada, de seguro querían dejar un mensaje que perdurara por mucho tiempo y el papel no cumpliría tal objetivo.

Estimado shinobi, gracias por traer el regalo de mi esposa, todos los años ella le manda un regalo a su viejo amigo, al inicio los llevaba yo, cuando enferme pensaba volver ella pero insistí en que usara un shinobi para los pedidos y al primero de ellos le pedí grabara este mensaje en la mesa. El amigo de mi esposa murió hace muchos años, pero como ella no podía venir y le quería tanto pensé en no hacerla sufrir de más y le oculte que ya había pasado a mejor vida, su tumba se encuentra al sur de esta cabaña, te pido por favor le entregues el licor respetando los deseos de mi esposa, estoy seguro que ese viejo zorro lo disfrutara en el mas allá.

Muchas gracias, un esposo agradecido.

Tal y como decía la mesa... el esposo a través del mensaje de la mesa, la tuba estaba algo mas al sur de la casa, no estaba del todo descuidada, pues parecía que la mujer no era la única amiga fiel que había hecho el hombre, debió ser alguien admirable para tener tales vínculos. Tomó como parte de su misión el limpiarla y ponerle flores frescas, era lo mínimo que podía hacer, luego de arreglar el lugar abrió las botellas de licor de arroz y las derramo de la forma tradicional sobre la tumba esperando que el hombre las disfrutara en su otra vida, tanto como el había disfrutado el cumplir esa misión, había aprendido bastante sobre lazos lo que de seguro le ayudaría a ser un mejor chunnin. Una vez terminada la ceremonia y con ella su misión Naraku regreso a la aldea.