Automisión Naraku - El fragmento de la perla

Después de mucho tiempo, por fin sentía que sus verdaderas fuerzas regresaban a él, pues pudo sentirla, aquella presencia casi olvidada, el último fragmente de la perla de shikon, aquel que había logrado arrebatare a ese perro en los últimos minutos y mandarlos junto con sus Saimyoshos a este continente. Desgraciadamente cuando encontró el panal de los Saimyoshos no había rastros del fragmento de la perla, por lo que algo debió haberle ocurrido a la abeja que o transportaba y se había perdido en el camino, pero durante su meditación en tiempo de descanso había logrado sentirlo, el poder de la perla de shikon, era bastante débil pero era imposible no reconocerlo, mando una marioneta a inspeccionar la zona en los alrededores de la gruta submarina de inmediato, le hubiese gustado ir el mismo pero tenia asuntos importantes que atender donde la Mizukage.

La gruta submarina era un lugar apacible, aunque en el pasado la gran catástrofe de Kirigakure no sato se había dado en esos lados. La marioneta empezó a adentrarse en la zona, todavía lejos de su objetivo. Según creía estaba en la zona de las cavernas, lo que seria una búsqueda compleja si estaba atrapado muy profundo, aunque como era transportado por un Saimyosho era difícil de creer nunca se podía estar tan seguro.



( El fragmento de la perla, será un gran paso en mis planes si logro recuperarlo, esta impregnado con partes de mi antiguo poder y los de Kikyo... será de gran ayuda con sus habilidades curativas, me dará una gran ventaja el adquirirlo )

Después de mucho tiempo por fin habían salido los estándares para ejecutar operaciones y Naraku debía prepararse para entrar en acción después de mucho tiempo de practicas en casa, practicas con cadáveres por su puesto. Saber conocimientos teóricos de anatomía humana no eran suficientes por lo que debía usar toda herramienta a su disposición para que la balanza del conocimiento estuviese a su favor, sabia que desde épocas antiguas los médicos habían conseguido cadáveres para sus estudios, era el orden natural, si quieres ayudar a salvar vidas debes entender el funcionamiento de esa vida. Los reparos éticos eran solo un obstáculo de los ignorantes asentados en algo tan frágil y de ambiguo significado como la mal llamada moral.

Al avanzar la zona pasaba lentamente de tierra a rocas, no era de extrañar pues el centro de las grutas era una basta zona de rocas donde el mar había labrado naturalmente muchas cuevas, Naraku recién tenia una vista del mar y la shikon no tama aún se sentía aun lejos, estaba aún lejos de hacerse con el fragmento de la perla de las cuatro almas.



( Si no fuera por la recompensa que conlleva hacerme con el shikon no kakera esta misión no valdría la pena )

Naraku continuo a paso firme, lo mejor seria ir directamente hacia el mar y de ahí proseguir por la playa hasta la formación rocosa, en la costa habían más posibilidades de hallar entradas a las grutas submarinas que solo yendo por tierra firme

Naraku aprovecho de hacer un recuento mental de su situación. Durante gennin se había hecho con el arma primordial de espionaje, el panal saimyosho, también había recuperado su objeto la túnica de babuino blanco, ademas que como jutsu había creado las marionetas youkai, con las cuales había podido hacer misiones y explorar de lejos, como en este caso particular. Al pasar a élite decidió crear un jutsu suplementario pero de enfoque eminentemente ofensivo, la alteración al factor de Von Willebrand. Hasta ese punto Naraku había entrenado todas las técnicas, al parecer le faltaron unas doton tendría que revisar nuevamente el pergamino, pero en fin, desde estudiante a gennin élite y antes de ser ascendido a chunnin, había estado al cien por ciento.

Una vez chunnin comenzaron los problemas, con el cargo venían grandes responsabilidades como todo puesto de tal envergadura, sin embargo creía que estaba sobrecargado, pese a lo difícil de hacerse el tiempo Naraku había aprendido todos los jutsus, solo le faltaba uno, de su rango, una verdadera proeza a la que solo pudo tener acceso gracias a una misteriosa roca la cual había conseguido en una misión con un joven de Amegakure llamado Sasori. Con esa roca en su poder Naraku avanzaba sus entrenamientos de manera veloz, casi al doble de su rango normal. Con esta ayuda pudo no solo tener sus practicas al día, sino que también cargaba con básicamente toda la responsabilidad de llevar una aldea como lo era Kirigakure no sato.

Estaba cansado de tanto pensar, por fin estaba en las orillas de la playa, a lo lejos se podían ver los arrecifes, de seguro podría obtener más pistas de donde se encontraba el fragmente de la perla una vez estuviese lo suficientemente cerca, esperaba estar ahí pronto, el camino se le había hecho muy largo, la verdad si no fuese por que el shikon no kakera estaba en juego un viaje así no tendría sentido.



( Debo enfocarme en la recompensa, sé que las misiones D pueden parecer monótonas, pero esta traerá consigo un gran recurso que podre utilizar cuando pueda empezar por fin a operar... debo ser paciente )

Como chunnin debía hacerse con un arma, un objeto y por lo menos crear un jutsu para estar a la altura, con tantas responsabilidades y pese a tener sus marionetas se le hacia difícil el conseguirlas, los entrenamientos los terminaría luego de la reunión con la Mizukage pues le faltaba un detalle, y con el fragmento de la perla de shikon ya habría conseguido un objeto de valor.



( Todavía necesito un jutsu y un arma, tengo bastantes datos pero aún así... )

Naraku ya tenia información sobre el arma que quería, los antiguos guantes de un shinobi médico especializado en el arte de la acupuntura, eso era lo que realmente anhelaba. Y sobre el jutsu, bueno aparte de saber que quería algo defensivo no había tenido tiempo de pensar mucho el tema.

Los arrecifes frente a el se veían majestuosos, las olas se estrellaban contra las rocas provocando una avalancha de espuma tras un sonido estruendoso e impresionante, Naraku había estado en el pasado en aquellos lugares sin embargo siempre se admiraba de la belleza de la naturaleza, su fuerza y presencia. Si no tuviese que encontrar el fragmento de la perla de las cuatro almas, la shikon no tama, feliz se quedaría a disfrutar ese paisaje por horas. El lugar tenia muchas entradas pero podía sentir el fragmento de la perla en el interior.



( Como demonios llego hasta adentro... suponiendo que el saimyosho fue eliminado de alguna forma sobre el mar, la corriente pudo haber arrastrado el fragmento de la perla... debo investigar )

El problema era saber cual camino tomar, en otras experiencias sabia que era rutas donde era dificil predecir su dirección, muchas de ellas no solo no tenian conexiones sino que llevarían a caminos sin salida.

Tirada por ruta 1d100. 1-25 camino sin salida I 26-75 Ruta normal I 76-100 Ruta directa

Naraku decidió elegir una ruta cualquiera, aunque podía sentir el fragmento dentro cualquiera de esos caminos podría llevar a el. Lo mejor era decidirse rápido y llegar de una vez por todas al fragmento.



( No veo ningún indicio que pudiera ayudarme en la elección, tendré que utilizar el despreciable ensayo y error... me gustaría tener más datos y evitarlo pero parece no hay de otra )

Naraku empiedro camino por esa gruta, esperando poder llegar, si tenia algo de suerte, a una de las aperturas comunes, había estado en varias en el pasado, sabia que habían grandes lagos subterráneos, si el fragmento siguió la corriente estaría en uno de ellos.

La humedad en ese lugar era esperable, cada cierto tiempo una ola grande rompía y alimentaba la corriente interna que ahora seguía, el agua debía desembocar en algún lugar y si tenia suerte en ese lugar estaría el fragmento de la perla. El camino era escabroso y resbaladizo pero nada para un ninja experimentado, después de todo el venir a esos lugares pudo ser desafiante cuando gennin, pero como chunnin solo era una aburrida misión D... una aburrida misión D con una recompensa clase S, el fragmento de la perla de shikon bien valía cualquier esfuerzo, en el pasado había hecho todo para obtenerlos y un pequeño paseo por las grutas submarinas no eran nada en comparación a férreas batallas y engaños del pasado por conseguir dichos fragmentos.

NAraku aún recordaba cuando había venido la última vez, era gennin con muchas ganas de destacar, la verdad era que quería hacerse fuerte rápido para poder estar a la altura y empezar sus propios planes, sin embargo con el tiempo se había establecido más y más en Kirigakure, la verdad era que con el tiempo había ayudado a moldearla de tal forma que se adecuaba mucho a su personalidad, antiguamente, especialmente tras el incidente de su segundo Mizukage había pensado seriamente en irse, pero las cosas no se dieron y con el fin de esa oscura época y la llegada del tercer Mizukage se había estabilizado bastante y Naraku había podido progresar como shinobi, pasando a élite entre los gennin y luego como chunnin del mismísimo Mizukage.

Tal como había predicho, el pequeño riachuelo llevaba a una cámara subterránea donde se formaba un inmenso lago. Muchas de las entradas parecían desembocar en el, aunque estaba claro que solo podía ver aquellas que si lo hacían, pues debían haber un numero igual o superior que no llevaban a ningún lado.



( El fragmento de la shikon no tama... puede sentirse su presencia más fuerte en este lugar )

El lugar era amplio pero sintiendo la presencia Naraku podía ir directo hacia ella, parecía estar en las inmediaciones por lo que empezó a caminar lentamente, siempre atento al piso pues los shikon no kakera siempre habían sido pequeños y difícil de notar si no se tenia el poder de una sacerdotisa especializada en ello.

El famoso fragmento, por fin podía apreciar su color rosa pálido y tenue brillo, al parecer estaba en una de las orillas del lago, de seguro si pudiera hablar le contaría una fascinante historia de como había llegado hasta ese lugar, pero en esos momentos el haberlo encontrado era suficiente. extendió su mano hasta el y lo sostuvo entre sus dedos admirando su belleza, en el pasado había tenido tantos de ellos incluso la perla completa, sin embargo en aquellos momentos ese pequeño fragmento le parecía más valioso que la mismísima shikon no tama, pues veía en el como daba un paso más en volver a ser quien era. En la antigüedad había amasado tantos de ellos y maquinado tantos planes para obtener más que jamas había sopesado el valor de uno tan pequeño como aquel. Una vez hubo asegurado el fragmento y guardado con cautela Naraku supo que era momento de regresar a la aldea, esa había sido una misión bastante tranquila pero se alegraba de poder decir que también había sido muy exitosa.